“El chineo es la violación de las niñas indígenas a modo de marcar propiedad sobre las cuerpas, fue el legado dejado por los invasores españoles a sus sucesores, los criollos”, describe Moira Millan, weychafe mapuche, quien termina definiendo que “es un crimen de odio”, según las declaraciones descritas en el portal de Noticias de América Latina y El Caribe (NODAL).
"Esa es la descripción que mejor sintetiza lo que es y significa el chineo para las mujeres indígenas, creo yo, que no soy antropóloga pero sí descendiente de otras mujeres indígenas que parieron en los Valles Calchaquies", así lo define una mujer mapuche.
Las condiciones de género de las mujeres indígenas se vienen estudiando desde la idea de la “triple opresión”, esto es: que las mujeres indígenas atraviesan una triple subordinación, a diferencia de otras mujeres, por su condición de género (por ser mujeres), por su condición étnica (por ser indígenas) y por su condición de clase (por ser, en su mayoría, mujeres pobres).
La histórica referente wichí, Octorina Zamora, ha dicho: “Pero no es solo la violencia de género o el abuso contra mujeres y niños. Nos dicen que eso está permitido, pero otros asuntos como el hambre que viven nuestras comunidades también es abuso, y con eso quieren decirnos que la desnutrición es cultural. Todos los problemas que nosotros estamos pasando en este sistema, dicen, es cultural: el abuso, el hambre, la falta de territorio, los desmontes”.
Moira Millan se pregunta: “¿Por qué los hombres indígenas no denuncian ni acompañan a las víctimas? La colonización nos ha atravesado letalmente, los hombres indígenas deben elegir entre dos caminos que se bifurcan: la lealtad a su comunidad, o la lealtad a su género. La percepción de sí mismo y su valor humano está subjetivizada por la mirada del dominador, intenta emularlo, elige la lealtad a su género para salvaguardar el único privilegio que el colonizador le otorga: ser hombre”.
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