“Acabo de realizarme un examen de sangre porque estaba con un poco de debilidad ayer y encontraron un poco de infección. Estoy tomando antibióticos porque después de 20 días dentro de casa uno tiene otros problemas y tuve moho, moho en el pulmón”, comentó Bolsonaro en su transmisión semanal por Facebook.
El jefe de Estado no aportó más detalles sobre el origen y el alcance de la infección, pero fue categórico al afirmar que está “curado” del COVID-19 y tiene “anticuerpos”. No obstante, va a revaluar su agenda, en la que tenía previsto desplazarse al estado de Río Grande do Sul, con temperaturas extremadamente frías en esta época.
El mandatario, uno de los líderes mundiales más escépticos frente a la gravedad de la pandemia, volvió el lunes a sus actividades después de haber dado positivo por coronavirus el pasado 7 de julio. En su programa semanal en las redes sociales, el presidente no hizo comentarios sobre el contagio de su esposa, Michelle, que dio positivo este jueves.
“La primera dama Michelle Bolsonaro testó positivo de COVID-19 este jueves. Presenta un buen estado de salud y seguirá todos los protocolos establecidos, acompañada por el equipo médico de la Presidencia”, según una escueta nota divulgada por el Gobierno.
A la carga con la cloroquina
El jefe de Estado insistió en el uso de la cloroquina para tratar a los pacientes con coronavirus y afirmó que ese antipalúdico, del que no se tiene una comprobación científica sobre su eficacia frente al COVID-19, permitió su rápida recuperación.
“El médico de la Presidencia me mandó cloroquina y al día siguiente estaba mejor. Lo mismo con Onyx (Lorenzoni, ministro de Ciudadanía). Si fue coincidencia, no sé”, apuntó Bolsonaro, para quien “no existe otro remedio” en el tratamiento, a pesar de no tener “comprobación científica” sobre su eficacia.
“No hay comprobación científica de su eficacia, pero tampoco de su ineficacia. Busque a su médico, pero no descarte la cloroquina sin saber. Hay gente que la recomienda”, insistió el gobernante.
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