U.H - Con más de 22.000 fallecidos y más de medio millón de casos diagnosticados, Estados Unidos ha declarado la situación de desastre en todo su territorio por primera vez en su historia. En total, 42 estados, además de Puerto Rico y el distrito de Columbia, han emitido decretos para obligar a sus ciudadanos a quedarse en casa.
Los ultraderechistas Donald Trump y su homólogo brasileño Jair Bolsonaro o el primer ministro británico, Boris Johnson, se han resistido a adoptar medidas contra el Covid-19 desde el inicio de la pandemia. Trump llegó a afirmar que el virus se esfumaría con el calor primaveral.
Esta política negacionista de la ultraderecha tiene su razón de ser en la resistencia a adoptar medidas que impliquen el cierre total o parcial de la economía y, por tanto, en la priorización de los intereses financieros de unos pocos frente a la salud de todas, silenciando las voces científicas que avisan de la necesidad de adoptar medidas de distanciamiento social para evitar el contagio.
El Gobierno estadounidense no recomendó a la ciudadanía cumplir con normas de distanciamiento social hasta mediados de marzo. Donald Trump hacía estas referencias a la economía: “El coronavirus está muy controlado en Estados Unidos. ¡La Bolsa comienza a estar muy bien!”; “va a desaparecer. Un día, como si fuera un milagro, desaparecerá”.
Ese abril en el que, según Trump, el calor alejaría al virus, ha llegado a EEUU. El país alcanzaba el lunes más de 22.100 fallecimientos y 558.000 casos diagnosticados, según datos de la Universidad John Hopkins. Más que países como Italia o España, los más afectados después de China, donde apareció el virus. Pese a todo, Trump se muestra optimista e incluso piensa en reactivar la economía.
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