Muere Luis Roldán, el exjefe de la Guardia Civil que cobró comisiones a través de contratos a dedo

Luis Roldán, exdirector de la Guardia Civil condenando a más de 30 años de cárcel por malversar el dinero público del Cuerpo, ha fallecido en Zaragoza a los 78 años según ha publicado el diario Heraldo de Aragón.

Roldán fue el primer civil en dirigir el instituto armado, y lo hizo nombrado en 1986 por Felipe González, cargo en el que se mantuvo hasta finales del año 1993. Cercano al expresidente, en los años anteriores ejerció como delegado del Gobierno en Navarra (desde 1982 hasta su designación al frente de la Benemérita) y fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Zaragoza entre 1979 y 1982.

Un nombramiento no exento, además, de polémica. La Comisión de Investigación, iniciada en el Congreso de los Diputados tras conocerse el espectacular incremento del patrimonio de Roldán una vez accedido al cargo, verificó que había existido una “muy grave negligencia” en la designación como director de la Guardia Civil por haberse hecho, según el acta, “sin la información adecuada, que era de fácil acceso”. Pero su nombre no es conocido por ello, sino por protagonizar una espectacular fuga en 1994, ya cesado e imputado, tras hacerse con más de 1.700 millones de pesetas (unos 10,2 millones de euros) de las arcas públicas y estando bajo vigilancia del Ministerio del Interior, dirigido entonces por el socialista Antoni Asunción.

Después de 10 meses en Tailandia y tras su extradición voluntaria –entregándose a las autoridades en el aeropuerto de Bangkok– fue condenado por el Tribunal Supremo a 31 años de prisión, una sentencia firmada en firme en 1999, acusado de múltiples delitos relacionados con la corrupción: malversación, cohecho, fraude fiscal y estafa.

Según la literalidad de la misma sentencia que le condenó, Roldán “desarrolló una incesante actividad delictiva amparado en su cargo público, con la finalidad de enriquecerse ilícitamente”, y lo hizo a través de diferentes métodos para cobrar suntuosas comisiones ilegales, entre los más destacados por los magistrados, “abusando del sistema de adjudicación directa”, es decir, de la concesión de contratos a dedo –sin concurrencia pública ni competencia–, a constructoras para realizar obras en las instalaciones de la Guardia Civil.

Algunas de las salpicadas fueron empresas como Agromán, entonces filial al 100% de Corporación Banesto y poco después cedida al Banco Santander para acabar en manos de Ferrovial, cuando era presidida por Luis Ducasse, sucesor de Mario Conde y apoderado de la misma Ferrovial hasta 2014; pero se cuentan por centenas las empresas, arquitectos y filiales que pagaron o recibieron comisiones millonarias como Laín, Dragados, FCC u Obrascón.

Asimismo, también usó los fondos reservados del Estado y consiguió que otras empresas pagaran por unos servicios de seguridad “que nunca se llegaron a efectuar”. Y, mientras amasaba la fortuna que acaudaló llamativamente sus bolsillos y los de su entorno, ocultaba el botín a la Hacienda Pública.

Cumplió su condena en 2010, año en el que abandonó la cárcel de forma definitiva.