Nutricionistas critican los menús de Telepizza y Rodilla que defiende Ayuso: “Son lo peor para un niño”

U.H.- Los nutricionistas han puesto el grito en el cielo después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, defendiera este miércoles los menús de Telepizza y Rodilla con los que llevan alimentándose más de mes y medio 11.500 niños y niñas de familias con bajos recursos. Frente al argumento de Díaz Ayuso, que dijo que la comida procesada “les encanta”, los expertos recuerdan que son alimentos de “alta densidad calórica y una baja densidad nutricional”: “Son lo peor que le podemos dar a cualquier niño”, recalcan.

Así se ha pronunciado, por ejemplo, el popular nutricionista Julio Basulto, que no ha dudado en tachar de desolador el discurso de Ayuso, que ensalzó los “pops de pollo, la hamburguesa de pollo infantil, la pizza y la coca cola” bajo el pretexto de que “al 100% de los niños les encanta”. “Claro. También les encantan las chucherías, los pasteles, helados, bombones, Doritos, el Red Bull... Uf”, ha replicado Basulto en Twitter, donde se ha asombrado de que “toda una presidenta de una comunidad” recurriera a una defensa así.

El experto ha recalcado que esos menús son “muy desequilibrados” y que otras comunidades autónomas han demostrado que “hay más opciones” para garantizar la alimentación de los niños vulnerables mientras los comedores escolares están cerrados. Y es que, si un niño pasa 60 días alimentándose a base de pizzas y sandwiches, “sí que pasa” algo, porque “esos menús son ricos en azúcar, ricos en sal, ricos en grasas insaludables, tiene una palatabilidad brutal y son pobres en nutrientes, tienen una alta densidad calórica y una baja densidad nutricional”, explica Basulto.

A su juicio, es lo “peor” que pueden comer los menores, especialmente los que tienen rentas más bajas, pues padecen un mayor “riesgo de obesidad”. Es como “dar un empujón cuando ya están cayendo por una escalera”, por lo que la actuación de la Comunidad de Madrid “tiene todos los números para ser antiético, antiprofesional e incluso negligente”. En definitiva, concluye, “el criterio no puede ser lo que le guste al niño, sino algo que vaya bien para su salud”.