Es imposible ver un partido de fútbol por televisión con la narración y los comentarios de una mujer. Son siempre (¡siempre!) dos o tres hombres los que protagonizan el relato y las consideraciones sobre la competición, marginando a sus compañeras en las bandas para breves intervenciones ocasionales o entrevistas de relleno en el descanso o al final de los partidos.
Hemos aprendido que las niñas juegan a la pelota y los niños con el balón. Si no hemos sido capaces de modificar ni siquiera ese lenguaje, ¿cómo vamos a democratizar el reparto del trabajo profesional en el relato del espectáculo?
Sucede en el fútbol, en el baloncesto, en el balonmano o en el tenis, los deportes con más televisión. Sucede en la radio y en la televisión. Sucede en los informativos, en las retransmisiones y en las tertulias, donde habría menos gritos con más mujeres.
En general, hay en los medios más mujeres en las redacciones y un razonable reparto en la presentación de los informativos pero la desproporción es tremenda con los dueños y los directivos. En el fútbol por radio y televisión también se margina a las mujeres en las redacciones, la presentación, las narraciones y los comentarios. Y lo deciden los hombres que dirigen el tinglado audiovisual del escaparate deportivo. Sobre todo en el fútbol.
A pesar del reciente aumento en la calidad y en la cantidad de público en las competiciones entre equipos de mujeres, tampoco ese cambio ha producido una modificación del machismo en el relato deportivo. Sobre todo en el fútbol.
A pesar de la marginación de las mujeres, los que sigan el fútbol a través de la radio y de la televisión pueden comprobar que, en sus breves intervenciones, cada vez son mejores sus voces y superior la calidad de su información y de sus narraciones en comparación con las de sus compañeros que tanto abusan de su inexplicable protagonismo.
¿Cómo es posible que nadie haya decidido intervenir en las empresas de comunicación para acabar con esta arbitraria exclusión profesional?
Los machos consideraron durante mucho tiempo, y en realidad la mayoría lo sigue pensando, que el fútbol no es un deporte para mujeres. Ahora que pueden jugar con el balón en vez de a la pelota, ¿por qué no me lo cuenta una mujer?
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