Santi Orue, autor de ‘Cómo convertirse en un hijo de puta’

Santi Orue (Gasteiz, 1964) ha sido muchas cosas; entre ellas, coguionista de ‘Cómo convertirse en un hijo de puta’. Dedicado desde siempre al humor gráfico, hay quienes sostienen que nunca ha tenido gracia y hay quienes sostienen que un día sí la tuvo. Otros –esos a quienes hasta hace poco casi todo el mundo llamaba “fachas” pero ya cada vez más gente llama “políticamente incorrectos”– sostienen que es ahora, convertido en lo que se ha convertido ya, cuando la tiene. En cualquier caso, atrás quedan los tiempos en que Orue diseñó la cubierta de ‘No somos nada’ (1987), el tercer LP de su paisanos de La Polla Records, famoso por aquel mítico “somos los nietos de los obreros que no pudisteis matar, somos los nietos de los que perdieron la Guerra Civil”.

Orue salió hace tres años de la histórica y “gamberril” revista vasca ‘TMEO’, y lo hizo por la puerta de atrás. Desde entonces, el dibujante va cuesta abajo y sin frenos: la ultraderecha lo jalea ya sin disimulos, y en Twitter han llegado a llamarle “el Velázquez del #ArteFacha”. Cuando en ‘TMEO’ asumieron que Orue había sustituido definitivamente como blanco de sus dardos a los franquistas que ganaron la Guerra Civil y a sus herederos por los nietos de quienes la perdieron, debieron de trasladarle algo así como que a partir de entonces sus viñetas –esas que han llegado a equiparar las pateras con carros de combate o su llegada a territorio español con invasiones– dejarían de ser publicadas directamente y empezarían a tener que pasar el filtro del consejo editorial. Y adiós.

“De manera gradual y acumulativa, su obra fue tomando una deriva boadellesca [de Albert Boadella] y sus cómics fueron reflejando un argumentario cada vez más cercano a la línea editorial de Jiménez Losantos que a la del fanzine que los publicaba”, escribía entonces el también dibujante Xavier Águeda en su web ‘listocomics.com’. “Había la sensación generalizada de que ahí ya no terminaban de encajar las viñetas de la última etapa de Orue, supongo que, en parte, por el mensaje derechista, tirando a ultraderechista, que transmitían, pero también porque a veces no tenían mucho chiste y porque a veces ilustraban bulos inventados por Ciudadanos o paranoias locas que parecían haber surgido de un delirio febril de Rosa Díez. No lo digo yo: alegando las viñetas de la última etapa de Santi Orue, algunos lectores se despidieron de la revista y algunos anunciantes dejaron de comprar espacio para sus anuncios y algunos bares dejaron de distribuirla”, añadía Águeda.

Con el plumero a la vista, Orue respondió al toque de atención del ‘TMEO’ largándose de la revista, pero no sin gritar a los cuatro vientos “me ‘botan’ del ‘TMEO’” y enmarcando su salida en una “criba ideológica”. “‘TMEO’ veta a Santi Orue por satirizar a Podemos, el independentismo catalán y la inmigración”, respondía a coro el poder mediático, mientras la ultraderecha utilizaba el bulo para hacer arder las redes con loas a la “incorrección política” del autor de ‘Cómo convertirse en un hijo de puta’ y ataques a sus “censores”. Un clásico. “No dispongo de tiempo ni energías para investigar quién fue ese primer chiflado de cuyas palabras bebieron todos los de después, pero apostaría por Hermann Tertsch”, escribía entonces Águeda. Y es que el dirigente de Vox ha sido y sigue siendo uno de los mayores defensores de Orue, debido a la proximidad del “humor” del dibujante al argumentario del partido ultraderechista.

El último “chiste” de Orue data de este mismo domingo, cuando el autor de ‘Cómo convertirse en un hijo de puta’ ha vuelto a hacer correr el bulo de que Pablo Iglesias, y no las comunidades autónomas, tenía las competencias de las residencias de ancianos durante la etapa más dura de la pandemia de COVID-19. Un bulo mil veces desmentido, incluso por el entonces consejero de Políticas Sociales del Gobierno de la Comunidad de Madrid presidido por Isabel Díaz Ayuso, Alberto Reyero.

“Llama la atención que se siga a día de hoy pensando desde muchos ámbitos que las competencias en materia de residencias las tenía Pablo Iglesias. ¿Es así? ¿Por qué se usa?”, le preguntaron a Reyero en una entrevista publicada el pasado día 28 por el diario digital ‘Público’. “Lo tienen muy claro en el PP cuál es la situación. Les conviene y les ha convenido usar ese bulo, esa patraña sobre las competencias en las residencias y Pablo Iglesias. No es otra cosa que mentir de manera deliberada porque las competencias claramente estaban en las Comunidades Autónomas. Lo que ocurre es que desgraciadamente ese tipo de bulos tienen éxito. Si pones un tuit sobre este tema te saltará mucha gente diciéndolo. Se dice que eran competencias de Pablo Iglesias porque esa es la esencia del bulo, lo que le da éxito. Como él era una persona especialmente odiada por determinados sectores políticos, centrarlo en su figura hace que mucha gente se crea el bulo. Al decir que eran de Pablo Iglesias se obtuvo un éxito comunicativo brutal. Los bulos muchas veces son absurdos o simples. Pero se valora su éxito en función de lo que consigue. Estos bulos y otros llegaron a confundir a personas de buena voluntad incluso. Hay gente que tiene lío en la cabeza, pero es que hay gente que dice la verdad y otros que mienten”, respondió Reyero.

Pero Orue –obsesionado desde hace tiempo con Podemos, con el soberanismo, con las feministas o con los migrantes que intentan alcanzar territorio español para huir del hambre y la miseria, dejando algunas veces su vida en el empeño– ha vuelto a hacer correr el bulo, recibiendo una vez más el aplauso de la ultraderecha pero también mensajes que le han recordado que la Orden SND/265/2020 lo desmiente. Aunque el autor de ‘Cómo convertirse en un hijo de puta’ va a lo suyo.