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Política

“Tenemos que activar el relato alternativo y poner sobre la mesa muchos argumentos para rebatir el discurso único”

Monedero publica un nuevo libro: ‘El paciente cero eras tú. Pasajes políticos en tiempos de coronavirus’

“Tenemos que activar el relato alternativo y poner sobre la mesa muchos argumentos para rebatir el discurso único”
Juan Carlos Monedero

‘El paciente cero eras tú. Pasajes políticos en tiempos de coronavirus’, editado por Akal, es el nuevo libro del politólogo Juan Carlos Monedero (Madrid, 1963). En él, Monedero recuerda que, sobre todo en tiempos de crisis, el Gobierno y el Estado del que forma parte pueden chocar y que este es capaz “de aplicar un ingreso mínimo vital y de obligar a que los que más tienen, más contribuyan” pero también “de dar cobijo a una rebelión de generales, a conspiraciones de jueces o a colocar una parte de su lógica fuera de todo control democrático en eso que llamamos ‘deep State’”.

El politólogo advierte también de que la ‘posguerra’ del coronavirus promete ser aún más dura que la ‘guerra’ y de que una ‘tormenta perfecta’ “mostrará sus dientes después de acabado el baile del desconfinamiento, las fases y los rebrotes”. Asegura que el capitalismo neoliberal, es decir el capitalismo en su fase financiera, está “herido de muerte” aunque “va a morir matando” y que “los poderosos harán lo imposible para imponer una salida de la crisis sobre las espaldas de las mayorías”, para lo que “es muy probable que tengan que recurrir a medidas de fuerza, con el caso extremo de golpes de Estado ‘constitucionales’”. Pero “será una señal de la agonía del sistema”, por eso Monedero llama al “optimismo trágico”.

¿Cuál es la idea principal de este libro?

La idea principal es que lo que vaya a pasar después del coronavirus tiene que ver con la correlación de fuerzas. No se trata de hacer un análisis sesudo, cosa que solamente se podrá hacer, como decía Hegel, en el crepúsculo de los acontecimientos. Al revés: yo aplico aquello que decía Marx de que los filósofos interpretan el mundo y de lo que se trata es de transformarlo. Después de leer algunas intervenciones un poco apresuradas de Žižek, de Byung-Chul Han, de Agamben…, me di cuenta de que todas ellas dejaban de lado lo que para mí es lo más importante: que lo que vaya a pasar después del coronavirus depende de la correlación de fuerzas, y que por tanto lo relevante es poner argumentos para construir el relato que marque el hacia dónde vamos. El libro lo que busca es establecer pautas de interpretación, pautas de comportamiento, alimentar la participación para que entre todos construyamos ese hacia dónde vamos, porque de no hacerlo, quienes van a ganar son los de siempre.

¿Y cómo crees que se construye ese hacia dónde vamos?

La inercia del Estado, la inercia del capitalismo, la inercia de las grandes empresas, la inercia de los partidos… hace que hagan lo mismo de siempre. Ha habido como un paréntesis, ha habido una hibernación, pero si cuando termina esa hibernación regresamos a la ‘normalidad’ y no somos capaces de entender que este problema tiene que ver con una supuesta normalidad que en realidad era anormal y que tenemos que virar hacia otro lado, igual en otoño estamos en las mismas y de cada una de estas crisis, en vez de salir con más conciencia y con más idea de lo común, salimos más mercantilizados, más vigilados, más fragmentados… y por tanto con menos capacidad para construir una transformación.

¿Pero qué crees que tiene que pasar para que después no acabe pasando eso?

Creo que es muy importante construir el relato de lo que ha pasado. Por eso en el libro intento trazar como un detective la senda de por qué el virus ha afectado a nuestras sociedades –igual que los epidemiólogos intentan trazar la senda del virus, los científicos sociales tenemos que intentar trazar la senda de por qué el virus ha afectado a nuestras sociedades–, y eso nos lleva en primer lugar a la idea de que hemos mercantilizado la naturaleza, y si tú conviertes la naturaleza en una mercancía, estás rompiendo muchas cosas. Creo que es esencial entender que la naturaleza es el resultado de muchos equilibrios, ajustes, ensayos y errores durante millones de años y que no tiene ningún sentido que en apenas una o dos generaciones se rompa ese equilibrio de millones de años, porque entonces queda un escenario apocalíptico y las generaciones futuras no van a tener espacio para sobrevivir. Creo que con el covid-19 hemos tenido un aviso: si tú depredas los espacios naturales de los murciélagos, los murciélagos van a buscar otros hábitats donde vivir, y eso va a generar transformaciones aceleradas de cosas que reclamarían tiempos más sosegados. En el fondo, este es un libro sobre los tiempos de la vida, que son contrarios a los tiempos del capitalismo.

En el libro le das mucha importancia a un corto o medio plazo que dices que puede ser de meses y en el que ni los más liberales “van a poder defender que se llenen las calles de parados” ni ningún gobierno “va a aguantar el empuje de millones de personas pidiendo soluciones”. En ese corto o medio plazo también va a ser muy importante la correlación de fuerzas de la que hablábamos antes…

Claro. Por ejemplo, la derecha puede estar a favor del ingreso mínimo vital porque tiene miedo a un levantamiento popular o puede estar a favor de una renta básica porque si no, no hay nadie que les vaya a comprar. Pero los mismos que, por esta coyuntura, están a favor de ese tipo de cuestiones nunca van a estar dispuestos a que sean los más ricos quienes financien esas cosas. Ya digo, la inercia es que los poderosos tomen decisiones que sean faccionales a sus intereses, y en el corto plazo creo que al haber estado aislados, fragmentados, bombardeados por unos medios de comunicación que están en manos de esas minorías –en el caso de España, hemos visto que han coincidido los dos meses de confinamiento con una puesta de los medios de comunicación al servicio de un intento de golpe de Estado; en todas las tertulias… e incluso, desgraciadamente, en Radiotelevisión Española–, salimos ahora del confinamiento y lo que necesitamos es poner nuestros argumentos encima de la mesa y empezar a debatirlos. Nuestros argumentos son más fuertes que los de la derecha neoliberal, que de repente ahora van a ser otra vez keynesianos. Son muy incongruentes, son muy contradictorios, pero la inercia juega a su favor, por eso lo que necesitamos, y por eso he publicado este libro, es colocar ideas para que la gente se dé cuenta de que si no establece contrapoderes, la solución va a ser contraria a los intereses de la mayoría y, como ocurrió con todas las doctrinas del shock, el shock del covid-19 va a seguir apretando el desmantelamiento de los derechos sociales, de los derechos laborales… Van a seguir aumentando todas esas cosas.

¿Eres optimista?

Creo que son tiempos de optimismo trágico. Creo que hay tragedia –porque todo conspira para que el poder nos golpee–, pero tenemos que ser optimistas por dos cosas: una, porque si no eres optimista, es que ya te han derrotado; y dos, porque la derecha se va a ver obligada en el corto plazo a argumentar con argumentos solidarios aunque no se los crea –igual que ha aprobado el ingreso mínimo vital aunque no se lo crea– y eso nos permite ir construyendo un nuevo sentido común. Pero nos obliga a estar muy atentos, muy despiertos y muy combativos, por eso creo que tenemos que activar la conciencia, activar el relato alternativo y sobre todo poner sobre la mesa muchos argumentos para rebatir ese discurso único que están lanzando los medios de comunicación y que coincide con el discurso de la derecha y de la extrema derecha.

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