Oye, Vallés, ¿quién te ha dicho que puedes opinar a traición (cuando parece que informas) y que no podemos opinar sobre por qué opinas de esa manera? ¿Qué defienden los que te defienden? ¿El derecho de opinar con trampas? ¿La obligación de acatar tus sentencias? ¿El periodismo supuestamente impecable de los medios que ponen a su profesionales a inyectar en la audiencia editoriales y anuncios como si fueran información?
Mira, Vallés, vamos a la pólvora del asunto y dejemos los fuegos artificiales para los que no saben cómo nos joden en este oficio y cómo proliferan en el gremio las acomodaciones con los poderosos.
Tú sabes que no debes opinar cuando parece que informas y que en un telediario no hay que contrabandear homilías. Pero también sabes (y parece que te importa más) que en la empresa en la que te meneas no te van a impedir violar las reglas del buen periodismo mientras tus opiniones de combate coincidan con los intereses de la corporación.
Es un hecho que Unidas Podemos ha llegado al Gobierno a pesar del juego sucio de las cloacas políticas, económicas, policiales y mediáticas. Convertir eso en que el Gobierno de coalición demuestra que las cloacas no existen o que son lagos de cisnes dice mucho y no muy bueno de los que así argumentan.
Mira, Vallés, soy miembro de la Junta Ejecutiva de la Federación de Sindicatos de Periodistas y he trabajado treinta años en RTVE. Conozco muy bien las miserias y las galerías clandestinas de los medios de comunicación. De los públicos y de los comerciales. Claro, a los comerciales tú los conoces mejor, porque no es lo mismo saber lo que hacen que cobrar por hacerlo. Si en esas miserias te enfangas con la opinión tramposa y de encargo, lo vamos a denunciar. Y si te atreves a discutirlo en público, dime dónde y cuándo.
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