Lo de Vallés con los ataques constantes al gobierno de coalición, obviando, por contra bastante, los casos de corrupción en el PP e incluso los de Vox, se ha convertido en una constante desde que se despojó de la máscara, más o menos al principio de esta pandemia. Antes era bastante más comedido en la crítica, dada su función mediática como comunicador de noticias en un informativo de "prime "time".
Ahora, se ha convertido en un periodista/predicador y pontificador poco/mucho parcial, según nuestra opinión, para ser conductor de informativos y noticiarios, que utiliza su atalaya informativa para lanzar constantemente dardos al gobierno de coalición.
A los gobiernos hay que criticarlos siempre, decía nuestro admirado Julio Anguita, pero hay que hacerlo, obviamente, desde las tribunas o trincheras oportunas de opinión, donde los lectores, oyentes o televidentes, podamos defendernos y elegir libremente el menú que queramos degustar y no tragarnos a la fuerza un informativo con opinión del Director en abierto en "prime time".
Se le nota a Vallés, además, demasiado el lado de la mesa donde come. Su compañero y también multi premiado periodista Matías Prats, siempre resultó ser mucho más aséptico y mira que lleva años de hacer los informativos con una pizca de humor muy apreciada por los televidentes. Mónica Carrillo, ídem de ídem. Son conductores de Informativos de noticias en abierto en horas de máxima audiencia y si quieren hacer opinión, deben acudir a programas de tertulias, que los hay a cientos de todos los colores e ideologías y ahí, el ciudadano/a está protegido, puede por tanto, defenderse y escoger que leer, escuchar o ver. Otra compañera de Vallés, Sandra Golpe está como tertuliana opinadora en el programa de Julia Otero y no lo hace en el informativo que conduce a las 15:00h en Antena3.
Vallés debería replantearse su actitud periodística, sobre todo por la cualidad más importante que atesora un periodista, la "credibilidad informativa global". Personalmente, llegué a admirarlo muchísimo cuando conducía los debates electorales de cara a las Generales, que emitía la cadena casi con exclusividad, lo consideraba una labor complicada.
Hoy es una caricatura de aquellos tiempos, pues casi parece que informa y opina al dictado de un sector ideológico determinado, día sí y día también, cuando el informativo se da por Antena3, perteneciente a Atresmedia Comunicación en horario de máxima audiencia sin que tengamos posibilidad de defensa contra las "opiniones", que no informaciones, como debería ser en un noticiario.
Últimamente, además, está recibiendo muchos galardones y premios bien remunerados, algo que está muy bien, pero viendo la procedencia de algunos, parece que podría ser otra forma (no lo olvidemos) indirecta de comprar la tinta de un medio o profesional por parte de intereses de parte o "bastardos".
Debería, por tanto, Vallés calibrar, si toda esa alharaca mediática procedente de un sector ideológico concreto, le compensará de poder perder lo más valioso que tiene un periodista, la credibilidad de toda la sociedad en su conjunto.
TE NECESITAMOS PARA SEGUIR CONTANDO LO QUE OTROS NO CUENTAN
Si piensas que hace falta un diario como este, ayúdanos a seguir.
